El concepto reside en el ámbito mental, mientras que la fisicidad de ese mundo reside en lo intuitivo, o emocional, en el impulso, en lo gestual: “ la gestualidad artística depende, en el artesano y en el artista, de una necesidad de armonizar el objeto que se moldea con los sentimientos que se experimentan, de vincular la materia hostil y rebelde, a nuestras propias estructuras cognitivas internas, de establecer una forma de coordinación, de coherencia entre el mundo físico y nuestro mundo mental”.
R. Vigoroux. La fábrica de lo bello. Ed. Prensa Ibérica. Barcelona 1966.
P. Cabarcos Quintela. Viveiro, 2004