1997
(…) La naturaleza y el paisaje de viajes íntimos dejaron una huella profunda que debemos reconstituir detrás de la arquitectura gestual y frenética de luces y sombras espectrales de un cromatismo intenso y cálido. Pedazos de situaciones que recogen la memoria de momentos, fijada en la percepción que quedó más impresa en el sentimiento que en la retina. (…) Transcribe las sensaciones como fragmentos apasionados de los espacios culturales.
X. Antón Castro. Pontevedra, 1998.